El alcaudón chico (Lanius minor) es un ave paseriforme de unos 20 cm de longitud, que llama la atención por tener la cabeza de gran tamaño y un pico curvado –parecido al de las aves rapaces– que le permite capturar los grandes insectos de los que se alimenta. Su plumaje es también atractivo: tiene el dorso y la cabeza grises, el pecho rosado y una máscara facial negra muy característica.
Se distribuye sobre todo por el este de Europa y por las estepas asiáticas. Es una especie estival que pasa el invierno en el sur del continente africano, en la depresión del Kalahari. Los alcaudones chicos ibéricos realizan una de las migraciones más largas de todas las aves europeas: se desplazan primero hacia el Este y cruzan el Mediterráneo por Oriente Próximo, no por Gibraltar, en un asombroso viaje de más de 10.000 kilómetros.
En los años 80 había unas 90 parejas reproductoras en la península ibérica, pero desde entonces la población del alcaudón chico ha disminuido drásticamente, sobre todo por la radical transformación de los paisajes agrarios tradicionales de secano en los que cría.
Su dramático declive ha provocado la catalogación de la especie como «en situación crítica»: de hecho, la trenca se considera el vertebrado más amenazado de la península ibérica.
Pese a ello, los esfuerzos dedicados a evitar su extinción van dando sus frutos.
Pollos de alcaudón chico nacidos en cautividad en el Centro de Fauna de Vallcalent (Lleida). © Albert Porté / C. de F. de Vallcalent
Las causas de la disminución de la especie en gran parte de su área de distribución europea son el producto de un conjunto de factores. Entre ellas, al menos estas 5: